lunes, 11 de abril de 2011

Tutankhamón, juventud y misterio

El Antiguo Egipto es algo que me apasiona, y por tal motivo decidí dejarme caer el pasado Sábado por la exposición “Tutankhamón: la tumba y sus tesoros” que tiene lugar en Colonia. Dice el refrán: por el hilo se saca el ovillo; sin embargo, la excepción parece confirmarse en todo lo relacionado con aquel faraón muerto sobre el 1324 a.C. a la edad de 19 años, y es que son muchos los misterios que aún rodean su figura.

Lo primero que quizá os preguntéis es la razón de que alguien cuyo reinado apenas duró una década llegara a convertirse en uno de los faraones más emblemáticos. Lo cierto es que poco se sabía de Tutankhamón antes de que Howard Carter descubriera su tumba en 1922 tras varios años de búsqueda. Los continuos saqueos de tumbas (muchos de ellos, poco después del entierro) hicieron que la mayoría de los tesoros contenidos en ellas se perdieran para siempre. Sin embargo, aquellos que quisieron saquear la de Tutankhamón fueron sorprendidos muy a tiempo, y la tumba quedó finalmente sepultada en el olvido. Por ello, cuando Carter logró acceder al complejo funerario se encontró con un tesoro de valor incalculable, y hasta la fecha documentado como el único caso de sepulcro real conservado intacto. Eso explica en gran medida la fama que tiene Tutankhamón. Como anécdota, contaros que a pesar de los todos los objetos hallados, su tumba no fue la más grandiosa de las que se construyeron. El faraón murió de repente, sus funerales tuvieron que improvisarse y hubo de enterrársele en una tumba en principio destinada a otra personalidad, como sugieren las dimensiones demasiado modestas en comparación con lo habitual.

La Dinastía XVIII (aprox. 1550-1295 a. C.) dio comienzo al Imperio Nuevo de Egipto, y fue una de las más poderosas. De Tutankhamón se sabe a ciencia cierta que ascendió al trono cuando apenas tenía 9 ó 10 años, así que el gobierno efectivo lo ejercieron sus ministros, por cuya influencia el faraón desplazó el culto al dios Atón, restauró el culto tradicional a Amón (acabando así con el primer intento de culto monoteísta de la historia, impulsado por Akenhatón), y cambió su nombre de Tutankhatón a Tutankhamón.

El primer interrogante surge en torno al linaje del faraón-niño. Durante muchos años se discutió sobre quién podría haber sido su padre, barajando Amenhotep III o Akhenatón como las más firmes opciones. Un estudio genético llevado a cabo por el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto y publicado en 2010 por la revista JAMA identificó a las momias KV55 y KV35YL como los padres de Tutankhamón (a su vez, hermanos entre sí), a Amenhotep III y KV35EL como sus abuelos y a Yuya y Tuya como sus bisabuelos. Asimismo, dicho estudio concluyó que la momia conocida como KV55 era la de Akhenatón, con lo que el misterio parecía estar resuelto. No obstante, otras voces pusieron en duda estas afirmaciones, sosteniendo la teoría de una rama familiar alternativa.

La segunda de las grandes incógnitas es la causa de su muerte. Un estudio con rayos X determinó en 1968 que la momia presentaba una inflamación en el cráneo, lo que indicaría que Tutankhamón habría muerto de un golpe en la cabeza, quizá asesinado. Sin embargo, un TAC efectuado en 2005 desechó esa idea, revelando la existencia de una fractura en la pierna izquierda, causada probablemente por un accidente de caza, con lo que el faraón habría muerto de la hemorragia o de la infección posterior. En el estudio publicado en la revista JAMA en 2010, sin embargo, se reveló que Tutankhamón sufría múltiples afecciones como resultado de la endogamia (habitual en aquella época entre miembros de la familia real). El joven faraón adolecía de varias enfermedades óseas y de malaria, ninguna de ellas causa directa de la muerte, pero quizá sí que contribuyeron tras la fractura de la pierna. El Instituto Bernhard Nocht de Medicina Tropical de Hamburgo discrepó, no obstante, sosteniendo que Tutankhamón murió de problemas en la sangre.

Todo lo anterior parece indicar que la discusión acerca de Tutankhamón y sus circunstancias aún no ha llegado a su fin. Por cierto, quiero señalar que, a pesar de lo magníficamente bien montada que está la exposición de Colonia, todos los objetos mostrados son reproducciones. Los originales se exhiben en el Museo de El Cairo, el cual tuve la oportunidad de visitar como parte de un magnífico viaje que hice por la Tierra de los Faraones hace años, pero esa es otra historia. No obstante, servíos si gustáis de echar un vistazo a las fotos que tomé el Sábado.


Fuentes:

3 comentarios:

  1. Muy buen post señorita, me ha gustado mucho y eso que yo tiro más a Grecia y Roma...

    un besote guapa

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  2. ¡Muchas gracias! Digamos que la visita me sirvió para repasar viejos conceptos, y escribir la entrada fue una especie de desahogo. Y bueno, en cuanto a la Antigua Grecia, puede que algún día escriba sobre el periodo Ptolomaico, quien sabe... Todo es posible.

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  3. Madame, muchas gracias por pasar por mi blog, así yo he tenido ocasión de conocer el suyo, que me parece muy interesante. El tema de Egipto despierta grandes pasiones!

    Feliz dia, madame

    Bisous

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